Un sistema de salud que nos tiene enfermos
Por Valeria Reyes Policroni, Coordinadora del Movimiento Somos
Siempre se habla de derechos humanos con mucha soltura, sin considerar realmente el peso que estos tienen en cada país y a nivel internacional, menos en el lugar donde estoy escribiendo, Chile. En este lugar extremo de latinoamérica, la salud es uno de los derechos más lucrativos, vulnerando directamente el artículo n°25 de la declaración de derechos humanos. Este sistema de mercado se ha llevado muchas vidas a costa de seguir satisfaciendo la codicia de algunos. Así hemos ido retrocediendo como sociedad, ya que la mejor forma de saber si se está progresando, es a través de la salud, es un imprescindible indicador.
Entonces ahora muchos/as se preguntarán ¿por qué la salud nos ayudará a medir si una sociedad va avanzando bien o mal? Bueno fácil: primero hay que saber que es la salud como definición, y consideraremos lo que nos dice la OMS: “la salud es un estado de completo bienestar físico, psicológico y social, y no solamente la ausencia de enfermedad”; por otro lado, vamos a considerar los llamados «determinantes sociales» en salud para ahondar en el análisis, así comprenderemos que la salud no es solo un lucha sectaria, sino también transversal al momento de hablar sobre cualquier otra arista que involucra el desarrollo de los seres.
Siguiendo esta línea, Chile es un país con una precariedad infinita directamente en el contexto de salud, pero no hablando solo de la atención, sino más desde el acceso y oportunidad, que son la base para universalizar este derecho. Acá se nos viene a la mente las listas de esperas o las extensas horas de esperas en las urgencias, que más de algunos ha experimentado lamentablemente. Podemos sumarle un deficiente sistema tecnológico en los recintos públicos, algo tan básico como el cruce de información entre cesfam (consultorios) y hospitales, causando graves retrasos y deficiente gestión en la atención directa de cada persona.
Esto se viene profundizando bajo el modelo económico y social en el que estamos, siendo un sistema que explota, oprime, limita, separa y daña a todo ser existente en la tierra. Lo vemos reflejado en la salud mental que cada día está más deteriorada, colapsando instituciones y unidades psiquiátricas, y por otro lado, no tiene importancia en las tablas del parlamento, en este poco tiempo el congreso solo se han levantados dos proyectos de ley relacionados a esta línea, 1 ley de prevención, atención, diagnóstico y tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria y 2 modificar la ley N° 20.584 que regula los derechos y deberes que tienen las personas en relación con acciones vinculadas a su atención, dándole prioridad a terapias psicológicas por sobre las terapias hormonales y quirúrgicas a personas con disforia de género
Para que esto vaya avanzando no solo se requiere más inyección económica, además se deben generar políticas públicas directamente para la salud y otras que sean con perspectiva en salud. Esto nos permitirá abordar el bienestar del pueblo desde una mirada preventiva, osea que nos ayude a detectar a tiempo alguna enfermedad o nos permita reducir factores de riesgos como lo son la mala alimentación, consumo de alcohol o drogas, entre otros, y promocional, que implica entregar las herramientas y conocimientos necesarios sobre la salud para generar autonomía en las personas y comunidades, evitando que el sistema hospitalario supere su capacidad e incrementando los puestos de trabajo en la red de atención primaria, ya que exigirá una descentralización para poder llegar a toda la población.
Para construir y avanzar al Chile que necesitamos, debemos entender el verdadero problema, el modelo capitalista, así ampliar la búsqueda y formas de solucionar problemáticas de manera relacionada y no por separadas como se ha hecho hasta hoy por más de 40 años, abogando por una salud digna para todas, todo y todes.