«La renuncia de la diputada Catalina Pérez a la vicepresidencia de la Cámara Baja era lo que correspondía dada la gravedad de este caso, sin perjuicio de las otras decisiones que ella debiese adoptar, como presentarse a declarar de manera voluntaria ante la Fiscalía y transparentar cualquier vínculo que eventualmente podría mantener con la fundación que dirige su pareja. Sería un error creer que la diputada Pérez quedará eximida de cualquier responsabilidad por una simple renuncia a su cargo de vicepresidenta».